
{Al contemplar tu rostro, Señor,
clamamos, oh Dios, con el corazón:
¡Quién como tú,/ oh gran Rey y Señor,
perla de gran valor, nada como tú, nadie como tú!
¡Excelso Rey y Dios, tú_eres la porción de nuestro corazón!
Te consagramos hoy todo nuestro ser, todo nuestro querer.
En tu presencia,_oh Dios, deseamos habitar, tu rostro contemplar.
Te damos gloria, / honra_y poder,
gracias por todas tus obras, Señor.
Te damos el ser, con toda su fragilidad,
oh Rey y Dios.} (2)
Te damos gloria...
