
Nadie vive ya para sí,
y nadie muere ya para sí;
porque_el vivir es vivir para_el Señor,
y / el morir, morir para_el Señor.
En vida_o mue---rte somos del Señor,
por lo cual Cristo murió_y resucitó.
Todos estaremos en el juicio_ante_el Señor,
y / ante / él toda rodilla_ha de doblarse
y toda lengua_ha de_alabar a Dios.
Ni la vida ni la muerte lograrán
apartarnos del amor del Señor.
No_hay nada ni nadie / en el cielo / o_en la tierra que pueda separarnos de su_amor.
Ofrézcanse / en sacrificio vivo,
santo / y agradable_ante_el Señor;
no vivan más según la mente de_este mundo, y déjense formar por su_Espíritu.
No, todos no_hemos de morir, Jesucristo nos transformará;
y cuando suene la trompeta final resucitaremos victoriosos.
